domingo, 7 de febrero de 2010

David Choe

La primera vez que escribí este post, se trataba de un artista cuyo nombre no recordaba ni encontraba en Internet y cómo me cambió la vida, luego encontré ese nombre y borré todo lo que había escrito. La segunda vez que lo escribí se trataba de David Choe y sus obras de arte, pero me aburrí a mí mismo con esas tonterías.

He aquí lo importante:

Unos meses antes de comenzar mi carrera en Artes Visuales descubrí el graffiti. Ese ruido de fondo que me había acompañado en mi paso por pueblos y ciudades un buen día me rompió la cabeza con un grito fuerte y claro en las calles del Raval; era un gallo incendiando un muro en el que se recargaban las prostitutas, eran un montón de lenguas multicolores lamiendo los costados de una casa. Eran un par de niños perdidos en las paredes de un mercado. Dediqué varios días a caminar por el Raval, varios rollos fotográficos a sus paredes, y varias hojas en mi libreta a describir esas obras para mí anónimas. En ese momento no me importaba quién las había creado, me importaba la manera que tenían esos dibujos de habitar la ciudad.

Ese fue el inicio de una obsesión de varios años. Después aprendí de Blek le Rat, descubrí a Banksy, a JR, al Graffiti Research Lab, y pasé varias horas en Internet admirando sus galerías y videos, sin caminar. Entonces fue cuando encontré en el sitio de The Wooster Collective un video sobre David Choe.

Su trabajo no me llamó demasiado la atención, pero verlo pintar, escribir, rayar en las paredes fue toda una experiencia. Escucharlo hablar. Todo sobre él hacía que me dieran ganas de levantarme, salir a la calle y ponerme a hacer arte. Y eso hice. Después dejé de saber de él, olvidé su nombre, sus dibujos, la dirección en la que lo encontré, todo menos la urgencia de crear que me transmitió.

Ahora que le he vuelto a encontrar puedo decir algunas cosas más sobre él: es un artista de los que me gustan, hace lo mismo novelas gráficas que ropa, juguetes, comerciales y vandalismo. Por supuesto que pinta al óleo. Claro que hace escultura, también diseña maniquíes para las tiendas de moda, ¿por qué no hacerlo si el primer trasero femenino que tocó fue el de un maniquí de porcelana? Sus primeras exposiciones fueron en tiendas de helados y peluquerías. Dejó la escuela de artes a los 22 años y la cambió por una carrera artística de verdad. Tiene una banda de rock. Dibuja hasta en sus sueños.

Al principio me negué un poco a leer la información que fui encontrando sobre él, me daba miedo que la imagen que había quedado en mi cabeza por varios años y a la que le había tomado cariño se rompiera bajo el peso de datos aburridos y gastados, pero en seguida vi que no sería así.

Dicen que encontró a Dios en una cárcel de Japón después de noquear a un guardia de seguridad. Dicen que lo acusaron injustamente de robar en una tienda. Dicen que en realidad había robado. Que en su vida lanzó tres veces un coctel molotov hecho por él mismo. Que vive como un gángster. Que saturaba con spam en la ciudad, anunciando dietas mágicas. Que sabe hacer napalm. Que en la cárcel hacía dibujos XXX con salsa de soja y orina, usando sus calcetas como pinceles. Que un día estaba furioso contra las galerías y el arte y quería aterrorizar a América y destruir la propiedad pública y al otro día había vendido una pintura realmente cara y se había comprado un auto y era el rey de los maricas del arte. Y tocaba la batería de madrugada, sorprendido de que el monstruo que es no se hubiera comido a sí mismo todavía.

De él se dicen todas estas y otras cosas, las dice él mismo. David Choe no es un icono que permanece inmóvil. No es un hombre que se traiciona a sí mismo, es alguien que todo el tiempo se está dejando a sí mismo atrás.

Es alguien parecido a la fuerza creativa encarnada: un artista. Y eso se ve en todo lo que hace; sus textos tienen esa calidad de flujo-de-conciencia de los versos de aliento largo de Ginsberg. Sus dibujos la tienen, su fucking obra comercial la deja ver.

Choe es mi referencia para entender la creación como una forma de pensamiento: lo piensas y lo haces, así, simultáneamente. “First thought, best thought” ha dicho alguien.

Podría hacer cualquier cosa y me gustaría viniendo de él. En realidad hace cualquier cosa, le vale madres lo que yo piense. Y me gusta.

Su actitud, su forma de vida. Eso es lo que más me inspira de David Choe.

No pongo imágenes de su obra, pero están en su sitio.

Este video fue como supe de su existencia.

También recomiendo los videos que Warlus TV ha hecho de él.

jueves, 4 de febrero de 2010

Propósito tardío de año nuevo

Este blog (y los demás que "mantengo") cambiará un poco de formato. Ahora, ¡a ponernos al día!